Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en la https://declanjlyi783659.oblogation.com/37462403/el-momento-más-famoso-de-zidane-su-cabezazo